miércoles, 15 de mayo de 2024

Perseverancia es el segundo nombre de Clarisse Crémer...

Después de un comienzo fuerte y sólido en la Transat CIC, Clarisse Crémer sufrió daños en el mamparo J3 de su IMOCA L'Occitaine en Provence el 1 de mayo, lo que le obligó a desviarse 500 millas hacia las Azores durante cinco días mientras su equipo técnico completaba las reparaciones. 

© LIOT Jean Marie

Ahora ha vuelto a la competición y se espera que legue antes de la fecha límite, el 20 de mayo.

Después de volver al campo de regatas, Crémer aprecia más que nunca el simple placer de navegar, de competir en solitario, de estar sola a bordo, de gestionar la meteorología, de maniobrar. Volvió a hacerse a la mar totalmente concentrada, con una pizca de aprensión, pero con ganas de disfrutar y compartir las sensaciones únicas del mar abierto. Ahora quiere terminar y completar el trabajo. "Mi principal objetivo es sonreír al terminar y volver a sentir lo increíbles que son estos barcos como medio de transporte", explicó antes de salir de Lorient.
"En su momento estuvo bien, pero al día siguiente fue duro" Sus primeros días de regata están a la altura, se fue acercando al 'top 10' en el paso por Irlanda. "Los primeros días estuvieron a la altura de las expectativas en cuanto a velocidad", afirma. "No me sentí demasiado mal en el mar, conseguí orientarme".
Fue después de cuatro días de regata cuando revisó el barco tras el paso de los dos frentes. Fue entonces cuando se dio cuenta de que el mamparo a nivel del J3 y que lo soportaba se había agrietado gravemente a lo largo de casi 4 metros. "Conseguí ser pragmática, discutir con el equipo y analizar la situación. Tuvimos que suspender la regata. En ese momento estaba bien, pero al día siguiente fue duro".
Grabó un vídeo, con cara de preocupación, antes de secarse unas lágrimas, exhausta. Ya ha llevado a cabo pequeñas reparaciones, pero es un reto enorme dirigirse a las Azores, pensar en reparar y ponerse en marcha de nuevo, sabiendo que inevitablemente estará en la cola o cerca de la cola de la flota.

Cinco días de escala y una reparación exprés
Clarisse se dirige pues 500 millas más al sur, hacia las Azores. Amarra en la isla de Faial, en el puerto de Horta. Allí, es su equipo técnico -se han movilizado ocho personas- el que inicia una carrera contrarreloj.
"Han hecho un trabajo de locos, turnándose día y noche para permitirme salir lo antes posible". Durante estos cinco días in situ, Clarisse alterna "descanso y observación". Un día, se permite una excursión "para distraerse". "Es un lugar magnífico, me hubiera gustado descubrirlo en otras circunstancias... Pero es reconfortante".
El pasado viernes, ya eran 21 los patrones IMOCA que habían completado la regata, entre ellos el compañero de Clarisse, Tanguy Le Turquais (Lazare, 11º), que realizó una regata excepcional (1º barco con orzas rectas). Ese fue el día en que Clarisse volvió al mar. "La escala en las Azores difícilmente podría haber ido mejor y luego partí en condiciones casi ideales". Quedan entonces poco más de 1900 millas para la llegada.

Al día siguiente de su nuevo comienzo tiene un pequeño bajón. Psicológicamente, nada es fácil. Tienes que navegar en una mezcla de "modo regata y en modo seguro", vivir con la ansiedad de no romper nada - "Tengo la impresión de que ya no puedo con más problemas". También se da cuenta de que ahora no podrá hacer el viaje de vuelta a Bretaña antes de la próxima regata para volver a ver a su hija. "No pensaba dejarla tanto tiempo, eso me duele en el corazón".
Fiel a su temperamento estoico cuando los tiempos son duros y las dudas se acumulan, aguanta y sobrelleva como siempre. Ayer, había retomado el rumbo oeste seguido por todos los competidores, apuntando totalmente hacia el Oeste.

A partir de ahora, ha empezado a seguir la zona de protección de cetáceos situada al norte y ha estado lidiando con las corrientes del Golfo.
Espera completar la regata en cuatro días. "Clarisse está haciendo grandes promedios y debería llegar a tiempo (antes del 20 de mayo, cierre de la línea)", confirma Francis Le Goff, director de la regata. Esto debería permitirle registrar las millas necesarias para su participación en la Vendée Globe, pero también poder descansar bien y preparar su barco antes del transatlántico de vuelta.
Antes de poder respirar, el final de su regata promete sin embargo ser copioso. En el programa: la av hormiga de una depresión a superar este martes, una fase de transición, viento fuerte, una cresta a negociar... "Casi tengo un nuevo sistema que atravesar cada día de aquí a la llegada", confiesa el navegante. Y concluye, disipando las pocas dudas que le quedan, con optimismo: "Consigo tener un buen ritmo, hacer maniobras limpias. En general, ¡¡¡todo bien!!!".

Fuente: Transat CIC








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