Tres días, trece horas, nueve minutos y veintiséis segundos más rápido que el anterior récord de Armel Le Cléac'h
Poco antes de esta pasada medianoche, el talentoso y experimentado Yoann y su nuevo IMOCA Paprec Arkéa conseguía rebasar el meridiano que marca era paso por el mítico Cabo de Hornos. En un sprint final ante el hasta ahora inamovible líder Charlie Dalin (MACIF Santé Prévoyance). Lo hacía a las 23h 27min 20s (UTC), y sólo 9 minutos y 30 segundos más tarde Charlie Dalin.
Los dos navegantes en solitario ya doblaron el mítico Cabo y regresaron al Océano Atlántico, rubricando una actuación ya histórica.
Tres días, trece horas, nueve minutos y veintiséis segundos menos que Armel Le Cléac'h.. A ese nivel, ni siquiera es batir un récord, ¡es hacerle sonrojar! Así que lo habrán hecho juntos, o casi, con nueve minutos y medio de diferencia, aunque Yoann Richomme (PAPREC-ARKÉA) se alegrará para siempre de haberlo cruzado en cabeza, esta cresta puntiaguda apenas suavizada por el suave verde de su vegetación, con la que han soñado tantos navegantes antes que él...
El Cabo de Hornos por Navidad y, como en un sueño, el sol que lo acompañaba y que les permitió inmortalizar el tour de force. Un selfie con la lengua trabada para Yoann Richomme, un puño cerrado para Charlie Dalin (MACIF Santé Prévoyance, 2º). Para llegar hasta aquí, este dúo inimitable no sólo se ha portado bien, sino que ha hecho méritos para merecer esta recompensa magistral, a la altura de su rendimiento. Y de la batalla que les enfrenta, tras 43 días de regata...
Los dos navegantes en solitario ya doblaron el mítico Cabo y regresaron al Océano Atlántico, rubricando una actuación ya histórica.
Tres días, trece horas, nueve minutos y veintiséis segundos menos que Armel Le Cléac'h.. A ese nivel, ni siquiera es batir un récord, ¡es hacerle sonrojar! Así que lo habrán hecho juntos, o casi, con nueve minutos y medio de diferencia, aunque Yoann Richomme (PAPREC-ARKÉA) se alegrará para siempre de haberlo cruzado en cabeza, esta cresta puntiaguda apenas suavizada por el suave verde de su vegetación, con la que han soñado tantos navegantes antes que él...
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