El almirante Jaime Rodríguez-Toubes recogerá el galardón otorgado por Gaceta Náutica el próximo 25 de noviembre en Palma
Desde los primeros años 80 hasta nuestros días, la Armada ha estado representada en el circuito nacional de regatas de crucero por embarcaciones que forman parte de la historia de la vela: desde la saga de los Sirius, en la que dio sus primeros bordos el hoy Rey Felipe VI, hasta el Aifos 500, representante de las Fuerzas Armadas en la última edición de la Copa del Rey organizada por el Real Club Náutico de Palma.
Durante los años en que el servicio militar fue obligatorio, la Armada formó a algunos de los mejores regatistas y navegantes deportivos de nuestro país. Tal es el caso de Toño Piris, Pepe Ribes, Iñaki Castañer, Bubi Sansó, Pachi Rivero o Nacho Postigo. Esa labor ha continuado hasta nuestros días con profesionales de la Armada, como la sargento de primera Natalia Díaz, proel del Aifos.
“El servicio militar brindaba a muchos jóvenes regatistas la oportunidad hacer su ‘mili’ en la Comisión. Gestionaba esta función de captación don Marcial Sánchez Barcáiztegui, incorporando a nuestras filas a magníficos deportistas, muchos de los cuales se encuentran hoy entre los mejores regatistas del mundo. Juan Carlos y Jaime Rodríguez-Toubes, con la inestimable colaboración técnica de Chimo González Devesa, pusieron en marcha grandes proyectos referentes en la vela Española desde la Comisión Naval de Regatas”, recuerda Ricardo Álvarez Maldonado, actual capitán del Aifos.
Uno de los grandes hitos de la vela española fue la construcción en Mallorca del Maxi Hispania, que contó a bordo con varios de aquellos soldados de reemplazo convertidos en regatistas y también con personas que alcanzaron menos notoriedad pero que fueron “igualmente importantes”, en palabras de Álvarez Maldonado. Se refiere a los suboficiales Carlos Couce y Vicente Pérez Planells, contramaestreres de la “comi”, función en la que fueron sucesivamente relevados por Miguel Durán, Pepe Couselo y la ya citada Natalia Díaz.
La saga de los Aifos comenzó en la Escuela Naval, donde se basaron un media tonelada y tres quarters para atender las regatas locales y permitir que navegasen los alumnos. El entonces Príncipe de Asturias, que se encontraba cursando allí sus estudios, lideró la tripulación con sus compañeros de promoción y afianzó su pasión por un deporte que debe gran parte de su desarrollo en nuestro país a la labor de la Armada.
Una regata de hermanamiento
El contralmirante Marcial Sánchez Barcáiztegui solía poner el episodio de Dunquerque, ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial, como ejemplo de la colaboración entre la flota de recreo y la Marina de Guerra. La movilización de embarcaciones privadas permitió la evacuación a través del Canal de la Mancha de cientos de miles de soldados que habían quedado atrapados en las playas de la localidad francesa ante el imparable avance del ejército alemán.
Esa unión de los estamentos civil y militar inspiró la creación de la Regata de las Fuerzas Armadasque tiene lugar en la Bahía de Palma y cuya sede itinera entre los distintos clubes náuticos de los municipios de Palma y Llucmajor.
Se trata de uno de los eventos más populares de la vela en Mallorca. La competición ocupa un segundo plano en favor del hermanamiento entre las FFAA y la sociedad civil. La Comisión Naval de Regatas aporta su flota de veleros radicada en la Estación Naval de Porto Pi (incluido el Aifos), mientras que los clubes náuticos hacen lo propio con los barcos de crucero y vela ligera de sus equipos de regatas. El resultado de esta fusión se traduce cada año en uno de los mayores encuentros navales de Baleares.
Fuente: Mallorca Press
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